En la tradición india el arte de dar masaje se aprendía en casa. Este recurso sencillo y accesible formaba parte de la rutina habitual para cuidar la salud, especialmente en los momentos vitales especiales como el embarazo, el nacimiento, la vejez, etc.
El masaje, a parte de sus efectos beneficiosos para el bienestar físico y psíquico, es una buena opción para “hacer algo juntos”, dedicarse un tiempo exclusivo unos a otros y comunicarse, sea con la pareja, con los hijos o incluso con los amigos, por qué no.
Esa idea de habituarnos a incorporar el masaje en nuestras vidas, de poder ofrecerlo a nuestros prójimos siempre cuando lo necesiten, sin tener que esperar a ser atendidos por un terapeuta, me ha inspirado a formular esta propuesta de sesiones prácticas pedagógicas en las que podréis conocer algunas técnicas básicas del masaje ayurvédico.
Muchas veces me preguntáis por la frecuencia recomendada para recibir el masaje. Y mi respuesta es que ojalá fuese posible disfrutarlo cada día, por lo menos durante un periodo de tiempo. En muchos casos las personas que acuden a mi consulta no se conforman solo con un masaje de vez en cuando. Quien haya podido recibirlo de forma repetida, aprecia las ventajas de la regularidad y lo echa de menos cuando se acerca el momento de la siguiente sesión.
La opción de recibir el masaje en casa hace más real la posibilidad de que sea más regular y frecuente.